Glorias

Estaba en la habitación de Hugo acostada en su cama mirando el techo. Entonces entra por la puerta Gloria, la vecina del primero que no nos habla ni a mi, ni a mi familia, ni a medio pueblo. Está muy cordial y me pregunta que como me va todo. Yo le contesto que si le gusta escribir historias. Ella me dedica una sonrisa cómplice y me saca de su bolso un tocho de hojas escritas a la vez que me explica con todo tipo de detalles como empezó, el placer que le reporta este hobby y sus últimas historias, que por su carácter mordaz intuyo que deben de ser interesantes. Me lee un fragmento del cual se siente especialmente orgullosa. A la vez que ella lee yo acabo recitándo con ella de memoria. Esas frases las he leído en otra parte, en los apuntes de talf, en las frases "introductorias" de cada tema. En ese momento reconozco a Gloria. Ya no es mi malhumorada vecina, sino la risueña profesora de talf.